Mi experiencia en otras culturas #3: Manchester, Inglatera.

Mediado de mayo del 2008. Estaba a cargo de un equipo que empezaba a tomar sus primeros clientes en EMEA y yo fui uno de los primeros en viajar a evangelizar con nuestro modelo operativo. El viaje fue principalmente para visitar a un cliente, pero aproveché la estadía para juntarme con otros con los que ya estaba en negociaciones.

Voy a contar mi experiencia desde que bajé del primero de los aviones en el aeropuerto Charles de Gaulle en París, ya que antes que eso solo hubo un viaje bastante tranquilo, y no mucho más para contas.

Llegué y cuando ví la infraestructura con la que contaba el aeropuerto parisino me quedé realmente fascinado. Todo era diseño, y pulcritud. Salas de espera de embarque con consolas de juegos de última generación y unos -bastante- cómodos sillones.

Un par de horas después ya estaba arribando al aeropuerto de Manchester.


Manejar con el volante al lado derecho, y por el lado izquierdo de la calle fue toda una aventura. Mucho más sencillo de lo que esperaba, pero con cuestiones que no dejaban de sorprenderme, como por ejemplo ver venir un auto de frente y buscar contacto visual con el conductor del lado habitual y sorprenderme al no ver a nadie (y, no… esta del otro lado!!)

Me hospedé en el Holiday Inn de Wilmslow, un hotel 3 estrellas pero que por su belleza y comodidad superó a los otros de 5 estrellas que habia conocido antes. Rodeado de varias reservas naturales (la foto que pueden ver en mi home es de Styal, al lado del hotel).

La oficina estaba en  pleno “centro” de Wilmslow, ciudad muuuuy tranquila. Con ese cliente estabamos firmando un contrato bastante grande, y yo estaba encantando de poder conocerlos personalmente. Hasta tuve la suerte de tener escritorio en una oficina compartida donde se sentaban los Project Managers que iban a estar asignados a mi contrato.

Si bien no trabajé con ellos, compartí varios almuerzos ahí mismo, y muchísimas charlas. Siempre fueron muy atentos, y dieron una mano en todo lo que necesité. Pudimos charlar de temas muy profundos (en un marco de intenso respeto) como Malvinas, y otros no tan profundos como “la mano de dios”.

Uno de esos días en la oficina, creo que uno de los últimos, pasó algo que me marcó al día de hoy y seguramente lleve conmigo a donde vaya.

Estaba tomando un café en el escritorio, y cuando terminé arrojé el vaso plástico al tacho de basura. Pasados algunos instantes, la persona que estaba en uno de los escritorios próximos me llamó y me dijo algo así:

– Rodrigo, si no estás ocupado te quiero hacer una pregunta.

– Si, por supuesto. Adelante

– En Argentina existe la costumbre de reciclar?

– Si, por supuesto.

– Y entonces por que has tirado la taza de café allí y no en el cesto de reciclaje de la máquina de café?

Recuerdo el momento y me vuelve la verguenza que sentí. Contesté que si reciclabamos automaticamente. Era lindo contestar que reciclamos.

Más allá de las campañas que existan para ser convertirnos en “green”, me dí cuenta que yo no tenía la costumbre de pensar mi basura como posible foco de reciclaje.

Admiré que haya al lado de cada máquina de café un cesto de reciclaje, y cuando volví a Argentina ví que yo tenía algo parecido en mi oficina y no lo había notado. Hoy, casí 2 años después, sigo notando que ese cesto está casi vacio y los plásticos se tiran en el cesto ordinario.

Me hago cargo de mi parte, e intento tenerlo siempre presente pero me cuesta. Ojalá más temprano que tarde la mayoría seamos inteligentes a la hora de tirar lo que ya no usamos.

Abrazo!

2 respuestas a “Mi experiencia en otras culturas #3: Manchester, Inglatera.”

  1. Excelente post y gracias por contarnos tu experiencia. En cuanto a reciclar no se porque nos cuesta tanto, hasta nos marcan los cestos y a veces lo hechamos en el que no es. Pero aunque nos cueste es algo que debemos hacer.
    Saludos.

  2. El otro día fui a Catalinas (Alem y Marcelo T, bien en el centro), a firmar mi contrato.

    Me encontré con una indicación en un cesto que decía “la yerba no se recicla, por favor no la arroje aquí”

    ¿Necesitamos que nos lo digan de esa manera? ¿Tan poco acostumbrados estamos a hacer las cosas bien?

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