Mi artículo en MateriaBiz: Y ahora me designo… ¡CEO!

Es un placer contarles que ya se ha publicado mi primer artículo en el reconocido portal de Management y Negocios MateriaBiz.

Como primer Post, decidí hablar sobre el perfil de los CEOs, especialmente el de aquellos responsables de start ups tecnológicos que atraviesan o atravesaron un crecimiento vertiginoso, pasando de ser especialistas técnicos a los responsables máximos de la compañía. Más abajo encontrarán el artículo, y también les dejo el link para que lo vean en MateriaBiz. ¡Gracias!

Y ahora me designo… ¡CEO!

Hace algún tiempo atrás tuve la oportunidad de conocer al nuevo Gerente General de uno de mis clientes más importantes. Una persona muy cálida y amable, de casi unos 40 años que había hecho carrera en la compañía desde que salió del colegio secundario. Quedé realmente impactado por sus ideas y la claridad de su estrategia, pero más me sorprendió su energía y el entusiasmo que generaba en los que lo rodeaban. Poco después de esta experiencia me encontré compartiéndola con un amigo de la infancia que, para mi sorpresa, se empezaba a mostrar algo escéptico. Como noté que pasaba algo raro y con la confianza que dan los años, fui directo al punto:

– ¿Qué te pasa?

– No por ser jóvenes los CEOs son de mente abierta, carismáticos y motivadores. En mi experiencia, todo lo contrario.

– ¿Por? ¿Qué pasó?

– En mi trabajo, el CEO nació siendo jefe y siempre estuvo “del otro lado del mostrador”. No hizo carrera, pasó de ser desarrollador a CEO. Sin escalas.

Mi amigo, Responsable de Proyectos en una compañía de desarrollo de aplicaciones “sociales” que ya había atravesado (y ganado) varias rondas de inversión, estaba experimentando algo muy distinto a lo que yo había podido ver: El CEO de su compañía, un joven de menos de 30 años, había fundado su compañía en base a los productos que éste mismo desarrollaba, pero con el tiempo fue sumando empleados para poder atacar la demanda creciente: Primero 10, luego 20 y hasta 100. Todo ese vertiginoso crecimiento y él seguía dedicándole la mayor parte de su tiempo a lo que le apasionaba: Desarrollar software.

Desde ese momento comencé a prestarle atención a los start ups (por mi perfil, generalmente suelo mirar los referidos a productos y servicios relacionados con la tecnología) y noté que en muchos de los casos empezaba a haber un factor común: Los fundadores eran excelentes desarrolladores de software con excelentes ideas, pero muchos de ellos no tenían experiencia laboral previa: Ni como desarrolladores, ni como ejecutivos.

¿Pero no está la historia llena de casos como éstos que terminaron siendo grandes éxitos? ¿Google no fue fundada por dos desarrolladores que nunca en su vida habían trabajado? ¿Facebook no fue idea y ejecución de un estudiante de Harvard que no llegó a terminar sus estudios? ¿Acaso el co-fundador de Apple no carecía de experiencia (o habilidades tecnológicas) al momento de crear una de las compañías más valiosas de la industria?

Las respuestas de estas preguntas tienen dos cosas en común:

  1. Que la respuesta es ¡SI!
  2. Y que todos ellos supieron rodearse de las personas que los complementaban y cubrían sus falencias y desconocimientos.

Como en el caso de mi amigo, una compañía liderada por un CEO puede ser peligrosa, ya que podría perder a sus colaboradores en poco tiempo, pero también acarrea un problema igual de peligroso a largo plazo y es que la compañía en su totalidad podría sucumbir por falta de pericia a la hora de negociar con clientes, de convencer inversionistas de lo buena que es la empresa o en muchas otras situaciones que le son ajenas a quien no las ha vivido antes. Pasar de ser el capitán del barco a un ancla que no permita que la organización avance (incluso que retroceda o se hunda) ya no es algo tan lejano ni inesperado, ¡podría estar pasando ahora mismo! Pero a no desesperar: es ahí donde sumar ejecutivos con experiencia puede funcionar como tanque de oxígeno, permitiendo equilibrar la organización, especialmente en cuanto a responsabilidades y autoridades se trata, generando el espacio para que cada uno se concentre en lo que es bueno (desarrollo de productos, aplicaciones, lo que sea) delegando en los nuevos integrantes aquellas responsabilidades en las que ellos son los expertos. Pero ojo, a no dormirse en los laureles, sumamos colaboradores para que nos acompañen en el viaje y para aprender (y aprehender) aquello que hoy desconocemos para convertirnos en esos CEO completos que nuestra empresa necesita.

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