Hace algo así como 3 meses atrás, escribí un post en el cual compartía una serie de reflexiones que me despertaron en base a un artículo de Marcelo Vinzón. Releyendo mis palabras, y las de Marcelo nació este nuevo artículo (les recomiendo leerlo antes de seguir, para poder contar con el contexto al cual voy a hacer referencia).
Diferenciando mi vida en diferentes planos (pareja, amigos, trabajo, proyectos personales, futuro, familia, etc.) hay veces que siento que tengo un GPS totalmente funcional que me acompaña, pero hay otras en las cuales siento que tengo los ojos vendados y no puedo ver hacia donde estoy yendo.
Me pregunto: ¿Como me siento en esas situaciones? Mal, desorientado, perdido, desganado, desmotivado, etc. etc.etc.
Pero mi esencia no es así, pareciera que cuento con un mecanismo de defensa que se da cuenta antes que mi yo conciente que está pasando esto, y me empieza a avisar para que haga algo al respecto.
Hace dos días que me vengo sintiendo un poco mal por algunos temas que hasta ahora no le encontraba solución (ni ganas de buscarla, enrealidad). Hoy me desperté con otros ánimos, y todo se encaminó. ¿Qué fue lo que me permitió ver con más claridad?
Identificar el problema! Ponerle un nombre, y analizarlo(me) desde allí y solucionar en mí lo que me tenía mal.
No soy muy fanático de las etiquetas, pero en estos casos no encontré una forma mejor de solucionar mis problemas. Poder nombrarlos siempre es mi punto de partida para seguir adelante, y aprender de esos pequeños obstaculos que tiene la vida.
Al fín de cuentas, vuelvo a lo que dije antes, y vuelvo a unir todos los planos. No existe tal cosa como dividirse a uno mismo 🙂
Abrazos!