Como les comenté en el post anterior, llegó abril y con él un nuevo desafío profesional. Elegí nombrar a este texto ‘Abandonando mi zona de confort‘ porque así es como me vengo sientiendo desde que me levanto a la mañana hasta que me voy a acostar.
Después de trabajar toda mi vida adulta en la misma compañía, hacer un cambio es salir de mi sala de confort radicalmente pero no por cambiar de empleador o de lugar de trabajo. En toda entrevista que tuve en los últimos 2 o 3 meses siempre plantee algo parecido cuando me hacían la pregunta trillada: Por qué querés cambiar? Mi respuesta no estaba pensada así que tuve que tomarme algunos segundos para poder verbalizarlo de manera resumida, que se las cuento como si me lo hubieran preguntado.
Elijo este cambio -y principalmente salir de mi zona de confort- porque siento que un lunes cualquiera podía llegar a tener un problema que con mi ‘cajita de herramientas’ podía solucionarla. El tema, es que ese o cualquier otro día siempre solucionaba los problemas con las mismas herramientas. Busco un cambio, para poder ampliar mi toolbox y encontrarme con problemas que no tenga ni la más remota idea como solucionarlos (mucho menos contar con las herramientas).
A nivel estrategia como entrevistado quizás no suene como la mejor, y lo digo después de haber entrevistado a más de 200 personas en los últimos 3 años, pero me animo a asegurar que en todos los casos quedó claro a lo que apuntaba con mi analogía.
Hoy me encuentro exactamente en medio de ese proceso: buscando que herramientas añadirle a mi cajita, y en proceso de conseguirlo. Ojo, justamente salir de mi zona de confort me hace sentir incómodo (daaah) como hace mucho tiempo no me sentía, pero tengo muy claro que es parte del proceso que busco y eso me hace feliz 🙂
Hace mucho que no salís de tu zona de confort? Animate a desafiarte a vos mismo!
Foto por ManuelSagra