Domingo 6 de Noviembre de 2011, un proyecto laboral me lleva hasta Barcelona por una semana pero como sabemos, todo gran viaje empieza con el primer paso, y en mi caso, fue el taxi que me llevaría hasta el aeropuerto.
A las 10 en punto de la mañana una bocina suena dejándome saber que mi transporte ha llegado. Despues de pasar por la clásica ceremonia del despido, cargar las maletas en el auto y re chequear que todos los documentos y tarjetas de crédito estén donde corresponden (mi bolsillo, claro), emprendemos nuestro viaje de 30 minutos hacia Ezeiza. A decir verdad, no soy una persona que viva tomando taxis por lo que me es ajeno todo eso que dicen de los taxistas argentinos: Que son grandes filósofos, economistas, politólogos, etc. Así que cada vez que me toca uno de éstos simpáticos personajes, me cautivan por completo.
Mi personaje (muy descortés de mi parte, jamás pregunté su nombre) me contó una historia que realmente captó mi atención: ex Gerente de Operaciones de una fábrica en los ’80s, emprendedor de un centro de estética en los ’90s y chofer desde la crisis del 2001/2002. Para no aburrirlos con toda la historia, les resumo los consejos puntuales que me dio:
- Como los de arriba te hacen creer que lo que haces es lo más importante del mundo pero a ellos les chupa un huevo, tenes que hacer de cuenta que haces, pero en realidad no haces. Si no, te consume la vida por nada.
- Hoy solo importa facturar, facturar, facturar y a pocos les preocupa si tu mujer está pariendo o si tenes cancer. Disfruta la vida viejo, encontrá lo que te haga feliz.
Podemos estar de acuerdo o no con estos dos consejos de mi “amigo” el taxista, pero bien que me ha dejado pensando. Como ya comenté en algún otro post, yo no creo en el valor de las organizaciones como tales. Creo en las comunidades que formamos dentro de esas organizaciones, empresas, clubes o con nuestros amigos. Ahí es donde se gesta el valor. Si logramos esa comunidad, estoy convencido que nadie la va a hacer creer a otro que algo es importante cuando no lo es, ¿no les parece?
Por otro lado, durante esa semana tuve la oportunidad de conversar con colegas que he llegado a admirar y cuando nos encontramos hablando sobre la cantidad de horas y esfuerzo que le veníamos destinando cada uno a los distintos proyectos, uno de ellos me dijo:
Uno de los desayunos más emblemáticos que existen son los huevos con bacon. A mi me encanta, pero tengo muy claro que para que pueda comerlo hay dos esfuerzos completamente distintos: La gallina pone el huevo, pero el cerdo pone el bacon, su cuerpo. Nosotros somos de los que ponemos el bacon, pero a tener cuidado que un día ya no hay de donde más cortar.
Como verán hay muchas similitudes de fondo entre ambos comentarios, ¿no les parece? A mi ambos me dejaron pensando y desde el traslado en taxi al aeropuerto en Buenos Aires hasta que volví a casa 8 días vivi experiencias que hacen que el Rodo que vuelve sea distinto al que se fue.
Espero que, por lo menos de alguna manera, éstos comentarios de personas que seguramente nunca conozcan te hagan reflexionar algunos minutos.
Nos estamos leyendo.
Me encanto… un taxista es algo asi como un psicologo y si queres ir un paso mas adelante hacete un viaje con un remisero que es algo asi como un psiquiatra… o sea, capaz que hasta te medica… pero en definitiva sea el tachero o tu colega, si te detuviste en ese pensamiento es muy probable que en realidad en forma inconciente o no ya lo venias formulando … te lo digo yo que trbaje 2 años de remisero ;P … jajajajaja
Abrazo!