Investigación y Desarrollo: Ahondando un poco…

Proximamente, uno de los equipos que estaré conformando será de Research & Development (o investigación y desarrollo en español).

Lo que espero de este sector en particular no es que genere innovación encerrando 5 genios en una sala de reunión. Lo que espero, es que estudien como se gestiona la innovación en diferentes industrias, generando un modelo que se sintonice con el modelo de innovación propio de la compañía.

Es decir, que el objetivo de R&D va a ser hacer jugar a casi 250 personas y que ellos sean los que generen innovación, siendo la responsabilidad de R&D será catalizar las ideas resultantes y analizar como convertirlos en productos, bienes o servicios.

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Compartiendo visión: 1+1 = 3

Hoy más que nunca, no sé si voy a hablar de algo que pasa con frecuencia en las organizaciones (quizás la generalización esté de más en este caso, quiero decir), pero a mi me pasa y me ha pasado bastante.

Cuando se proponen cambios que desafian paradigmas y dogmas arraigados, no se suele discutir la visión que hay detrás del cambio: lo que lo moviliza, y le da fuerza. Generalmente, noto que se va directo a las problemáticas que plantea la implementación del cambio.

Para mi, es una discusión que no aporta valor. O por lo menos no lo hace en ese momento.

¿Pero se apresuran quienes hacen las valoraciones o el speaker va directamente al grano y genera eso?

En otras palabras, quien presenta los cambios muchas veces (al menos en mi experiencia), no se detiene a compartir la visión que se persigue, sino que directamente cuenta como propone llegar a esa visión.

Me tocó estar de los dos lados (presentador que cuenta y no cuenta la visión), y esta semana descubrí que si compartís la visión y sumas colaboradores, los comos son irrelevantes desde las perspectiva de esa visión. Ojo y a no confundir… los comos son re contra relevantes, pero si la visión queda intacta esos comos pueden ir mutando constantemente y no creo que nadie quede comprometido con algún mecanismo en particular!

Entonces, mi consejo es que cuando se estén preparando para presentar una idea empiecen por la visión y lo que buscan conseguir, y así van a poder sintonizar con su público.

Si logramos esta sintonización, vamos a poder ser mucho más que la suma de nuestras partes, dejando de ser 1+1 = 2, para sumar, por lo menos 3 🙂

¿Qué opinan?

Foto por trochim

¿Cómo contrataremos a los gerentes dentro de 5 años?

Hay varias formas en las cuales hoy se identifican candidatos para cubrir los puestos ejecutivos dentro de las distintas organizaciones:

  • Mediante headhunters.
  • A través de contactos (networking)
  • Búsquedas tradicionales (periódicos, anuncios web, etc.)

Pero hasta acá tenemos solo la primer mitad (no por ello menos importante), es decir, la búsqueda de los candidatos. Una vez logramos tener una o varias pre-selecciones que se ajusten a lo que nuestra organización configuró como criterio de selección seguimos con las entrevistas.

Se que no estoy revelando ninguna ciencia al decir que el resultado de esas entrevistas puede ser negativo o positivo, pero lo que si vale la pena remarcar es que esa decisión será en base a lo que el ejecutivo dice de si mismo y en menor (mucho menor) medida de las referencias que podamos recaudar de sus antiguos empleadores.

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Viviendo en mi elemento, la búsqueda constante.

Ken Robinson define elemento como:

… el lugar donde convergen las cosas que nos gusta hacer y las cosas que se nos dan especialmente bien*.

En otras palabras, es el punto donde logramos coincidir en todo aquello que amamos y disfrutamos hacer con lo que hacemos bien.

En mi caso, no es una única cosa. Los que siguen desde hace tiempo el blog seguramente hayan llegado a la conclusión que tengo intereses muy variados, y muchos de ellos hacen que esté en mi “zona”, viviendo en mi elemento a pleno.

¿Vos vivís encontraste tu elemento?

De yapa, dejo el video donde Ken Robinson habla (en TED) sobre como las escuelas matan la creatividad.

* Ken Robinson, El Elemento.

¿Quien dijo que sobre gustos no hay nada escrito?

Últimamente, y en base a algunas lecturas y conversaciones que estoy teniendo con personas muy valiosas en mi vida me replanteo las cosas que verdaderamente me gustan. Suena un poco absurdo si se lee con cierta superficialidad, pero si se rasca un poco la cascara quedará muy claro 🙂

Desde que soy muy chico veía a padres de amigos míos que viajaban muy seguido por trabajo y era algo que me fascinaba. Como poder viajar por el mundo, haciendo lo que te gusta y encima te estaban pagando por ello. Era sencillamente increíble para mi! A medida que fui creciendo, en algún momento empecé a creer que cuanto más aumentara la frecuencia de los viajes, más contento estaría. Me encantaba la idea de viajar todas las semanas!

Crecí un poco, y empecé a laburar, y al poco tiempo a viajar. Durante muchos años mantuve un promedio relativamente bajo (2 viajes por año), pero a mediados del años pasado (hasta finales) empecé a viajar todas las semanas o cada quince días a Bogotá. Mientras realizaba esos viajes agotadores (siempre escala en Lima, donde me encontré con un aeropuerto agotador cada vez) seguía afirmando que me encantaba. Obviamente esos viajes me enriquecieron mucho a nivel personal y profesional, pero descubrí que no era lo que más disfrutaba, solo me gustaba la idea.

Hoy, unos meses después logro darme cuenta que me encantaba la idea de viajar frecuentemente, pero no me gustaba para nada realmente hacerlo.

El fin de semana fue la despedida de mi cuñado (se fue de viaje por 2 meses) y con mi mujer preparamos sushi. Algo que también me encontraba afirmando que me encantaba hacer, pero descubrí que me molesta mucho el proceso, porque lo encuentro aburrido y pensando que podría estar haciendo otras cosas. Al igual que los viajes de mucha frecuencia también le encuentro su lado positivo, y es que es un momento que compartimos con mi mujer y le damos significado al “trabajo en equipo” 🙂

En el libro El Elemento de Ken Robinson el autor cuenta como fue a un recital de su hermano, y cuando felicito al tecladista por su performance él mismo le dijo: “Me encantaría poder tocar los teclados como lo haces vos”, y el tecladista respondió que no le encantaría, sino lo estaría haciendo. Lo que le encantaba era la idea de tocar bien el piano, pero no estaba dispuesto a todo lo que ello conlleva (clases, práctica, dedicación, etc.)

¿Existen cosas que te digas a vos mismo que te encantan pero realmente no te llenan tanto?

Foto por vicisanti