Crecemos y nos educamos siguiendo paradigmas y estándares que fueron concebidos a principio de siglo, en un seno totalmente diferente al nuestro, y estos, pocas veces fueron revisados. Los paradigmas nos sirven como mapa para navegar, en este caso, en el mar empresarial. Dictaminan mejores practicas, y competencias y habilidades necesarias para estar a la altura de las circunstancias.
Cada día que pasa, esos paradigmas son menos validos, empiezan a perder importancia -por lo menos para organizaciones que quiere agregar valor real a sus clientes, empleados, accionistas, etc.- y comienzan a importar otras cosas. Estos ultimos años, fuimos testigos del nacimiento de muchas de esas nuevas practicas:
- Creación de espacios colaborativos
- Creación de herramientas colaborativas
- Redes sociales
- Centros de Post Venta más activos
- Etc, etc, etc.
La lista continua, y son muchos los casos de exito (y de fracaso, cuando la organización se vió atada a viejos estándares – Por ejemplo Kriptonite, y el defecto en sus candados de alta seguridad, que fueron puestos al descubierto gracias a la Web 2.0, pero tardaron demasiado en tomar las acciones necesarias).
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