¿Alguna vez se detuvieron a pensar en la cantidad de veces que recurrimos a factores externos para justificarnos?
– Llegué tarde por el transito…
– Me fue mal en el examen porque el profesor es un imbecil y no sabe enseñar…
– Rompí el auto por las malditas calles de esta ciudad…
– En mi trabajo no me va bien porque mi jefe es un imbecil…
Todas estas, son excusas que nos desligan de responsabilidad. En el primer caso, no digo que salí con poco tiempo de mi casa, o que no estudié con la diligencia que debería o que no manejo prudencialmente.
Estos factores del contexto en el que vivimos, podría dificultar todavía más nuestra elección del papel que queremos interpretar. Podriamos decir, que estan dadas las condiciones para quedarnos en donde estamos, cómodos en nuestra zona de confort.
Desde que empecé a mirar -criticamente- estas excusas que yo mismo ponía, echando culpas a terceros, a factores externos, me empecé a enojar conmigo mismo. ¿Por qué no me estaba haciendo cargo de lo que yo mismo estaba eligiendo? Salir más tarde, no estudiar, manejar sin cuidado, etc.
Si elegimos ser los protagonistas de nuestras vidas, y no víctimas (que todo nos afecta, y somos consecuencia de nuestro entorno, sin elección) uno de los puntos fundamentales es olvidarnos de los factores externos como limitadores de nuestro accionar. Cada uno de nosotros elige la respuesta a las miles de situaciones que afrontamos todos los días. Personalmente, elijo darle un rumbo a mis acciones, y no dejar que el contexto me maniobre. Elijo ser tigre, y ser el maestro de orquesta de mi vida.