Como gestionar un fracaso

No tengo muy claro como me vino a la cabeza el tema… Escribí el título y después redacté algunos renglones que van a poder ver en ‘Algunas ideas sueltas‘. Como me dí cuenta que poco sabía del tema en profundidad lo googlee. La mayoría de los blogs que me encontré tenían una premisa fundamental como factor común:

El fracaso es necesario para alcanzar el éxito

Suena trillado, ¿no? Claro, la vida es una sucesión de hechos: a veces fracasos, otras triunfos. Pero, ¿cómo gestionar con éxito un fracaso? (Para los que saben de plan de negocios, quizás se les ocurra relacionarlo con la ‘estrategia de salida‘). Desde que tengo memoria, me ha toca lidiar con diferentes situaciones que eran un fracaso cantado: Factores externos desfavorables, mal timing, etc. pero no en todos he podido gestionar esos ‘fracasos’ de la mejor manera.

Hace algunos años decidí abrir mi propia empresa, y no fue más que un conjunto de malas decisiones. Muchas de las variables que estaban a mi alcance no las supe pensar (con quien asociarme, por ejemplo o hacia donde apuntaba en el largo plazo), y todo fue contribuyendo a que la salud de la empresa se vaya deteriorando. El problema, y la lección que hoy rescato, es que una vez diagnosticada la inexorable defunción de la empresa, tampoco actué como un buen gestor (omisiones, desgano que se incrementaba cada día, etc.).

Seguí leyendo “Como gestionar un fracaso”

Innovadores, imitadores e idiotas

Cerrando mi primer día de vacaciones (pero aún en el cemento), empecé a visitar algunos blogs en busca de artículos interesantes. Como nunca falla, entré a Harvard Business Review, y me encontré con el post La sabiduría de Warren Buffet: sobre innovadores, imitadores e idiotas.

El articulo es un resumen de la entrevista que Charlie Rose le realizó a Warren Buffett hace un poco más de 2 años en relación a la crisis financiera.

Más allá del aporte y condimentos de entrevistado y entrevistador,  me quedó resonando la teoría de la “progresión natural” (como una buena idea se va transformando en una mala idea) o, sencillamente, las “tres I”:

Seguí leyendo “Innovadores, imitadores e idiotas”

Trabajar mucho no es trabajar inteligentemente

Estaba seguro de haber escrito sobre esta gran diferencia, pero no pude encontrarlo en el blog (pero si en uno de los capítulos del libro), asi que voy a empezar -casi- desde cero.

Este no es uno de esos post donde cuento una historia concreta, sino algo que me pasa bastante seguido: Trabajar 12 o 14 hs seguidas. Seguramente les saqué una sonrisa, no? A decir verdad, no me molesta trabajar 12 o 14 hs seguidas, el tema es cuando termina la jornada y me di cuenta que no aporté nada. Esta es la parte donde se ponen serios y reflexivos, no?

Esperen, también tenemos que ser justos: De vez en cuando puede que sea necesario una larga jornada solo sacando pendientes aburridos. Pero, que pasa cuando varios de nuestros días se convierten en largas jornadas sacando esos pendientes aburridos? Cuando le aportamos valor a lo que hacemos?

Trabajar de esta manera puede generar una sensación de que estamos ‘bien’. Estamos ocupados, contestando cientos (o miles) de correos y llamadas. Pero, estamos realmente trabajando inteligentemente? En mi caso personal, todo me indica que no. Me roba todas las fuerzas (física e intelectualmente) y no tengo ningún tipo de evidencia de que esté aportándole valor, ni a mi, ni a nadie más.

Pero si estás pasando por esta situación no hay que desesperar, se abre una muy buena opción para solucionar tantas horas (improductivas?) en algo con mayor significado. En mi caso, me sirvieron estas recomendaciones:

  1. Redactar una lista de lo que TENGO que hacer (entregables formales, por ejemplo)
  2. Analizar que es delegable de la lista anterior, que requiere mi atención urgente y que puede esperar.
  3. Armar una lista similar, con lo que debería estar haciendo y no estoy pudiendo hacer por dedicarle mucho tiempo a las tareas del punto 1.
  4. Repetir punto 2, pero con la lista nueva.
  5. Dividir mi agenda en 2 (las proporciones van a estar atadas a la urgencia e importancia de cada lista), asignando espacio para tratar los puntos de cada lista. Un consejo, no bajen mucho a nivel de detalle de asignarle un horario particular a cada tarea, eso requiere mucha práctica para que realmente funcione y se pueden frustar muy fácil. Para empezar, les recomiendo que asignen bloques grandes de horarios para tratar una u otra lista, cada una como un todo.

Espero que les sirva!

Saludos.

Las redes sociales entran en las empresas para mejorar el trabajo.

El bueno de Lucho me mandó este artículo vía twitter, con el fín de conocer mi opinión sobre el tema. Lejos de ser un experto en redes sociales, creo entender que Lucho lo que realmente quería era mi feedback como usuario de redes sociales dentro de una empresa como IBM.

Antes de contarles, una oración que me pareció importante, y a la que volveré más adelante:

… las empresas más avanzadas están convencidas de que integrar la tecnología de las redes sociales en su vida cotidiana facilita enormemente el trabajo y aumenta la productividad.

Seguí leyendo “Las redes sociales entran en las empresas para mejorar el trabajo.”

La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva

Ya no recuerdo como dí con este video, pero cada vez que lo veo me gusta más. Dan Pink habla en base a su experiencia en la investigación en motivación.

Más abajo les dejo el video, pero comento algunos puntos que me fueron llamando la atención:

No somos tan manipulables y predecibles como podríamos pensar.

Estudios de MIT, U. de Chicago y Carnegie Mellon se preguntaron:

  1. Si recompensas algo, ¿conseguís más del comportamiento que querés?
  2. Si castigas algo, ¿conseguís menos del comportamiento que no querés?

Seguí leyendo “La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva”