Por qué Superman no es un buen líder

Antes que nada, debo aclarar:

¡Soy fanático de Superman!

Pero más allá de eso, hay un mensaje tan ambiguo que nunca logré perdonar. En realidad logré olvidarme durante mucho tiempo del primero de los mensajes anti líderes de la saga Superman, pero en la versión de 2006 (Superman Regresa) ya no pude, más allá de mi afecto por el personaje, mirar para otro lado. Seguramente muchos de ustedes estén leyendo estas primeras oraciones y piensen que me volví loco…

¿Cómo Superman, uno de los héroes más grandes de todos los tiempos, podría ser un ejemplo de lo que un líder NO debe hacer? ¿Por qué Superman no nos dió ejemplos de buen liderazgo?

Un líder, más allá del contexto, es aquel que -lejos de elegir conscientemente- empiezo a seguir. Proyecto lo que quiero ser, sigo sus ejemplos para tener su aprobación y que esté orgulloso/a de nosotros. Pero Superman no despierta eso. O por lo menos no el Superman de las películas. Todavía recuerdo como si hubiera pasado ayer la primera vez que ví Superman 2 (versión original, de Richard Lester). Me estaba encantando, mi héroe en su mejor momento, luchando contra tres super enemigos y saliendo victorioso. Pero la última escena de la película lo arruinó todo.Para los que no la recuerdan o no han tenido oportunidad de verla, Superman 2 es la película donde el kriptoniano decide renunciar a sus super poderes para poder dejar atrás su alter ego y vivir como Clark Kent, junto a su amada Loise Lane. Cuando están volviendo en auto desde la Fortaleza de la Soledad hacia Metrópolis, la pareja se detiene a cenar en un clásico dinner americano. Allí, antes de poder ordenar, Clark discute con uno de los comensales y terminan en un intercambio de puños, o más bien un monólogo por parte del desconocido que deja a Clark muy lastimado y en el piso. Quizás, hasta ese momento, era la forma que tenían los guionistas de darle la bienvenida al personaje en su vida como mortal. Pero entonces, ¿cuándo Superman deja de ser un buen líder? ¡Cuando recupera sus poderes! Una vez que Clark decide recuperar sus poderes ante la amenaza de sus coterráneos y logra solucionar el tema, Clark decide no dejar la golpiza en el pasado y vuelve al dinner para ajusticiar a quien antes lo golpeó. Los más fanáticos, quizás intentando que el personaje siga en lo más alto del estereotipo del liderazgo, podrían decir que es un guión de fines de los ’70 y el contexto coyuntural era otro, o la explicación que se les ocurra. Pero, ¿qué me dicen de Superman Regresa, del 2006? Cuando Lex Luther crea un nuevo continente gracias a uno de los cristales robados de la Fortaleza de la Soledad, sumado a kriptonita, y Superman intenta detenerlo, no pudiendo consecuencia de los efectos de la kriptonita que se encontraba por todas partes. Luthor, para acabar con su archi enemigo, aprovecha su debilidad y le clava una daga, mientras sus lacayos lo golpean. Superman, arrastrándose, cae al agua y es rescatado por Lois Lane. Minutos más tarde, gracias a un fugaz viaje a las cercanías del sol para recargar fuerzas, vuelve con todo y se carga a los malos. Nuevamente, el mensaje que leo es de un anti líder, que se retira ante una adversidad que lo supera. ¿Qué ejemplo es para los seguidores? Si, también nos da muchos otros ejemplos positivos, pero los negativos -lamentablemente- perduran.

Pasaron muchos años y aún hoy recuerdo muy claros estos ejemplos. Pero, despues de haber escrito estos párrafos, vuelvo a una de las preguntas iniciales:  ¿Cómo Superman, uno de los héroes más grandes de todos los tiempos, podría ser un ejemplo de lo que un líder NO debe haber? Quizás los que menciono son las evidencias de su humanidad, y para poder ser un líder, antes debemos ser humanos. Sensibles. Con sentimientos. Que aman. Que odian. Que se equivocan.

Superman… Por un momento me hiciste desconfiar, pero ahora lo sé: Sos un buen ejemplo de líder, con tus aciertos, tus fallas y aprendizajes. ¡Gracias por la magia!

 

Foto por Tom Raftery

Las inseguridades del Manager

Ser Ingeniero en Sistemas con 10 años de experiencia en desarrollo de aplicaciones móviles puede resultar en una gran ventaja competitiva a la hora de buscar un cambio de trabajo.

Una arquitecta con experiencia en obra civil imagino que se sentiría bastante confiada para hacer los planos de mi futura casa y ejecutar la obra, ¿no?

Pero un gerente, ¿con que seguridades cuenta? Pero antes de poder intentar contestar esta cuestión, me surge otra que está directamente relacionada: ¿Qué inseguridades tienen los gerentes?

Analicemos un poco como un profesional crece en una organización hasta ser Gerente:

  • Posiblemente empiece con un trabajo de entrada (entry level), como analista junior.
  • Mientras avanza en sus estudios, se empieza a especializar y logra ser analista semi senior.
  • Despues de un tiempo, esfuerzo y de conocer los procesos internos, es analista senior.
  • En paralelo a sus estudios, se certifica como Project Manager y le ofrecen hacerse cargo de la Oficina de Proyectos de su compañía.
  • Se recibe, termina la Universidad.
  • Lo nombran Project Manager Senior, teniendo bajo su responsabilidad los proyectos más complejos.
  • Después de un desempeño relativo superior, lo nombran Gerente de la Oficina de Proyectos

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El Engaño de los Cupones de Descuento

Si hay un parripollo en internet, una cancha de padel virtual (¡Si, está bien escrito!), son los sitios web que ofrecen cuponeras de descuento. No es mi intención hacer un análisis del modelo de negocios de estas empresas. Si les interesa leer una crítica muy ácida al respecto, les recomiendo el artículo de Santiago Bilinkis  (y muy ácido) sobre el fenómeno “cuponera”.

Como dije, acá no analizaré el modelo de negocio sino el engaño que hay detrás.

Durante un almuerzo le comenté lo que estoy a punto de escribir a un amigo y su respuesta fue:

– ¿Qué esperabas? ¡Estamos en Argentina!

Lejos de aceptar el tan citado cliché, me puse a escribir este post. Quizás como reclamo. Quizás como catarsis. O quizás por otra cosa, que se yo.

La historia comienza hace dos meses atrás cuando con Marina -mi hermosa mujer- confirmamos que nuestra cama ya no iba a aguantar más, y no hablo de nuestra vida íntima, sino del mobiliario.

– Gracias, amiga. Nos acompañaste noblemente, pero llegó la hora de partir.

Durante el último tiempo cada vez que me acordaba pasaba por algún local a averiguar precios, interiorizarme en tecnología colchonística y me iba amargando por no poder tomar una decisión de compra, algo que comúnmente me lleva menos de 10 minutos. Pero un día Groupon hizo lo que mejor sabe hacer: Tomó la decisión por mi:

¿Quién podría rechazar una oferta así? ¡Hasta 70% de descuento! Listo, ¡Habemos Camus!

Mientras todavía estaba en vigencia compramos el inmejorable cupón y 2 días después fuimos hasta el local de BedTime más cercano para confirmar el pedido. Hasta ese momento la sensación era de felicidad: ¡Le habíamos ganado al sistema!

Pero la sensación duró poco.

Ese mismo día fuimos a almorzar a la casa de mis viejos y el tema de conversación obligado era el negoción que acabábamos de cerrar:

– Gracias a Groupon me ahorré como 6 lucas- le dije a mis padres con el orgullo del  gladiador que acaba de ganar de visitante y sin un solo rasguño.

Mi vieja me vitoreó un poco y se abrazó en cámara lenta con Mari, que sonreía orgullosa y le dió unas palmadas breves a su suegra en ese abrazo que duró mucho.

Pero ahí tenía que estar mi viejo…

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Management Desconstructivo

En un mercado laboral donde cada vez es más difícil mantenerse actualizado y con habilidades y herramientas adquiridas que nos hagan interesantes y relevantes para los reclutadores, se convierte en prioridad pensar en como diferenciarnos.

Para los gerentes y ejecutivos la formación siempre fue un tema importante en la agenda: Hace algunas décadas era suficiente contar con un título de grado, años más tarde comenzaron a requerirse especializaciones (MBAs, Finanzas, Recursos Humanos, etc.). En los últimos años una nueva era nos alcanzó y muchas compañías empezaron a requerir otro tipo de habilidades cognitivas para sus líderes, ponderando -en algunos casos- la sensibilidad para poder lidiar con los desafíos diarios sin quemarse (burnout) ni quemar al equipo a cargo.

Una competencia que descubrí de la mano de Fredy Kofman (autor argentino y Presidente de Axialent) es la que tiene que ver con quien provee feedback de manera desconstructiva (no destructiva, aunque tampoco constructiva). Este tipo de “crítica” no busca ni defenestrar al interlocutor ni tampoco dar cátedra del tema tratado: la intención es acompañar a esa persona con la sensibilidad (y por qué no, paciencia también) para que pueda encontrar la respuesta por si misma. Quizás con preguntas, compartiendo experiencias de otro ámbito que puedan llegar a disparar alguna idea, pero siempre evitando la agresión de la crítica destructiva y el “marcar-que-hacer” de la crítica constructiva.

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De relaciones con los jefes

Tanto si trabajas en relación de dependencia como si sos un trabajador independiente tenes un jefe, y no hay demasiadas opciones… Tu jefe puede despertar tres cosas en vos:

  1. Que te quieras quedar en la empresa,
  2. Que quieras abandonar (la empresa o tu equipo),
  3. Indiferencia absoluta.

Es más, un mismo jefe puede generar en nosotros que pasemos por los tres estadios en un lapso de tiempo relativamente corto. Pero, ¿por qué nos afecta tanto nuestro jefe? ¿Cómo llega a ejercer tanto poder sobre nosotros al punto de llegar a pensar  en abandonar nuestro trabajo con tal de no verlo más? Quizás sea porque es el tomador de decisiones en aspectos que nos podrían afectar como incrementos salariales, promociones o ascensos, asignación de proyectos, atender a determinados clientes, y una interminable lista de etcéteras.

Yo pasé por las tres posibilidades de arriba: Me quedé en una empresa a pesar de tener otras ofertas gracias al rumbo que delineaba mi jefe (entre una larga lista de cosas, claro), cambie de grupos de trabajo, incluso de empresas por el jefe que tenía. Pero, ¿saben cuál fue la situación en la que más desmotivado me sentía? En esas en las que la persona a la que reportaba me generaba una indiferencia absoluta (más tarde descubriría que, en caso de no controlarlo, esa indiferencia se convertiría inexorablemente en unas ganas terribles de buscar nuevos rumbos).

Y es que la Indiferencia es peligrosa… En Wikipedia alguien la definió así:

Indiferencia (sentimiento), un sentimiento o postura hacia algo o alguien caracterizado por no ser ni positivo ni negativo, intermedio entre el desprecio y el aprecio; y relacionado con la apatía.

Me quedo con esta parte: “Intermedio entre el desprecio y el aprecio” o en otras palabras: Estoy a la misma distancia de quererte o de odiarte. Tres pasos para un lado o para el otro y el futuro va a ser radicalmente distinto en la relación que tengo con mi jefe. No sé a ustedes, pero no me gusta la indiferencia. No porque tenga un problema con ella, en realidad es un problema cuando me encuentro con un sentimiento así con gente con la que comparto mucho tiempo de mi vida, no solo en el trabajo, no solo con mi jefe. Pero, ¿encima una persona así toma decisiones que me afectan? Wow, eso complica un poco las cosas.

Pero acá viene la parte buena… Que hoy haya indiferencia no quiere decir que no podamos hacer nada al respecto. Por ejemplo, digamos, balancearla para el lado positivo. Y no porque quiera ser amigo de mi jefe por definición, sino porque no quiero “despreciar” a nadie, según la definición que alguien puso en Wikipedia. Las pocas veces que tuve una situación así pude revertir la situación (o balancearla, como dije antes) usando un viejo consejo popular: Hablando se entiende la gente. Y ahí también encontré una solución, ahora si para revertir, una situación un poco más delicada: Cuando ese jefe hacia que me llene de ganas de irme de la empresa (o del equipo). Ahí también “hablando se entiende la gente”.

Ojo, entenderse no significa que estemos todos de acuerdo y que nos demos un beso y un abrazo justo después de hablar. Ayuda a que sepamos de que la va cada uno, y expresar nuestra propia posición, que no por ser una posición tiene que ser inflexible, claro. Haceme caso, por lo menos esta vez. ¿Tan mala relación tenes con tu jefe? Dale una oportunidad. Date una oportunidad. Si después de hablar sinceramente todavía te queres ir, te voy a apoyar, pero quizás cambies de parecer.

Si tu jefe es de los que te motivan a que te quedes, ¿por qué no me dejas un mensaje contándome que hace para que no te quieras ir?

¡Gracias!

Foto por MacKinnon Photography