El miercoles pasado, presentamos junto con algunos colegas un proyecto en el cual venimos trabajando desde hace algunos meses, los destinatarios (tanto del proyecto, como de la presentación) son los mandos medios del grupo, aproximadamente unos 10 profesionales.
Para sintetizar el proyecto, el mismo consiste en una rotación de Líderes, con el objetivo de brindar una capacitación màs personalizada (ya que cada persona contará con un mentor), y poder colaborar en la eliminación del mando medio como referente técnico de su grupo.
Nuestras ganas (o mejor dicho las mías, al menos) de preparar un proyecto eficiente, y minizar los resultados azarosos, llevaron a que se analicen muchos escenarios diferentes, y tengamos en cuenta distintos obstaculos con los cuales nos podríamos encontrar. Planificar y proyectar todo esto, llevo a que perdamos de vista algo muy importante, que es lo que sentía la gente involucrada en los cambios. Si bien tenemos en cuenta el feedback, y los miedos de cada persona, el proyecto se armó sin involucrarlos del primer momento, y esto trajo algunos problemas que voy a profundizar al finalizar el post.
Antes, me gustaría compartir la comparación que me hizo un colega para entender en que le habiamos errado: