El Plan de Negocios está sobrevaluado

Desde que tuve la oportunidad de ser orador en el ciclo Charlas Emprendedoras de la  UTN de La Plata me quedé pensando y meditando en uno de los tópicos de los cuales hablé. El tópico era “Herramientas de gestión del día a día”, y allí comencé con un comentario de Bárbara Corcoran, que decía:

Corcoran

Durante años leímos a expertos en negocios que nos metieron en la cabeza el Plan de Negocios como herramienta fundamental. Y lo es, no digo lo contrario, pero solo si lo acompañamos de la pregunta clave: ¿Para qué es fundamental? Y una vez que dominemos la respuesta, podemos continuar con: ¿Para quién es fundamental? Para mi, esas respuestas son muy claras:

Para qué es fundamental el Plan de Negocios

Mucho se ha hablado sobre el Plan de Negocios, pero creo que lo que mejor lo resume  es:

El plan de negocio es una declaración formal de los objetivos [de negocio], recogidos por escrito en un documento, que desarrolla, sistematiza e integra las actividades, estrategias de negocio, análisis de la situación del mercado y otros estudios que son necesarios para que una idea de negocio se convierta en una empresa viable, y en el cual se recoge la idea de rentabilidad del negocio, el organigrama de la organización, la estructura de capital, la evaluación financiera, las fuentes de financiación, el personal necesario junto con su método de selección, la filosofía de la empresa, los aspectos legales, y su plan de salida.

Entonces, interpretando ésto, el Plan de Negocios funciona muy bien para conocer el negocio, el mercado y al equipo con el que se espera entregar servicio.

Para quién es fundamental el Plan de Negocios

El emprendedor o responsable de negocio tiene un interés natural en el aprendizaje final que le dará haber pasado por la experiencia de crear su Plan de Negocios, de eso no me caben dudas. Le permitirá conocer profundamente todo lo relativo a su idea, ya sea de un negocio nuevo o de una posible expansión que esté proyectando. Pero generalmente el emprendedor no tiene un desea innato por confeccionar su Plan de Negocios, mucho menos el empresario que busca expandir sus operaciones o crear líneas de negocio nuevas.

Entonces, ¿por qué lo hace? ¿Por qué se embarca en tal empresa de crear un Plan de Negocios? Generalmente, porque alguien lo “recomienda” o lo exige. Ese alguien, puede ser desde un consultor, un posible inversor o el banco al que se le esté solicitando el préstamo o subsidio. El fin por el cual se pide este documento, es el mismo que antes: Para ver si realmente conoces tu negocio y, que según tus proyecciones, será un negocio viable.

Bueno, pero hagamos de cuenta que ya hicieron el Plan de Negocios, y que consiguieron algo de dinero para crear su negocio o ampliar la actividad, lo que sea. Comenzamos, damos el puntapie inicial y todo está en marcha. ¿Qué utilidad tiene ahora el plan de negocios, ese documento de 30, 40 o 50 hojas en nuestro cajón? La triste realidad, es que ninguna. Una vez que hayan conseguido su objetivo con el Plan de Negocios, es posible que no lo vuelvan a abrir nunca más. Tanto esfuerzo, y no se capitaliza a largo plazo (más allá del fin concreto que tuvo). En el día a día, ni se acordarán de lo que decían en el documento ya añejo.

Por mi parte, creo que el concepto del Plan de Negocios quedó viejo, al menos como lo conocemos, y pero por alguna razón se le asigna un valor simbólico mayor al que realmente tiene.  Seguramente estarás pensando, “Ok Rodo, ¿pero entonces qué?”. Estoy convencido que hacer negocios tiene una gran porción de conocimientos y pericia, pero otra gran parte son el compromiso, la intuición y la diligencia, y un plan de negocios podría llegar a coartar alguna de ellas. Por eso, lo que te propongo es que trabajes con herramientas y procesos que te ayuden en el día a día a gestionar tu actividad. Lo que necesitas es información, tu compromiso ya está claro con vos mismo.

Con el tiempo voy a ir profundizando estas herramientas para gestionar en el día a día, pero un consejo rápido:

Todas las semanas dedicale al menos 15 minutos a cada área crítica (Producto, Operaciones, Finanzas, Personas), intentando identificar posibles problemas y comprometiendo acciones preventivas y correctivas.

Nos leemos.

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