Cómo lidiar con la frustración y recuperar tu mojo

¿Te sentís frustrado en el trabajo? ¿Levantarte a la mañana cuesta cada día un poco más? ¿No lográs concentrarte, y cualquier excusa es buena para no contestar ese correo o llamar a ese cliente?

Dejame adivinar… Llevás pensando un tiempo en si lo que hacés, es realmente lo que querés hacer. Si describí cómo te venís sintiendo, quizás este artículo sea para vos.

Hace años que me venía sintiendo raro. Si tuviese que definirlo en palabras clave, serían:

Ineficiencia,

Procastinación,

Desconcentración

Ineficiencia, porque empieco mil cosas al mismo tiempo, y termino muy pocas. La lista de pendientes tiene cada vez más líneas, pero se cierran cada vez más lento.

Procastinación, porque pareciera que cada vez que nos frustramos un poco, lo primero que aparece para hacerle compañía es una buena revisión de periódicos, redes sociales, grupos de whatsapp, y nuevamente periódicos.

Y bueno, obviamente la desconcentración transversal a los anteriores. Cualquier mosca volando es más importante que esto aburrido que estoy haciendo.

De hecho, me viene pasando hace varios años. En el 2012 escribí esto,

En este tiempo fueron apareciendo diferentes síntomas, como por ejemplo, que la culpa siempre es de un tercero:

Empresa / colegas / cliente / amigos / etc.

Básicamente, empecé a culpabilizar a todo el mundo de mi propia frustración. Quizás podemos ir un poco más atrás, y pensar que todo esto es consecuencia de mucho tiempo quemado (burned out). No lo sé, realmente. Lo que sí se, es qué me ayudó a recuperar mi mojo.

¿Qué hice para recuperar la concentración y eficiencia?

Hablando con un buen amigo, le comenté que no me venía sintiendo al 100% hace mucho tiempo, y que no estaba seguro de que me gustara mi día a día, aunque tampoco pude definir claramente qué era lo que sí me gustaría hacer.

Me dio un consejo muy práctico que puse en práctica y sirvió al instante. Me recomendó identificar qué parte de mi día a día disfrutaba, y qué no. La práctica me pareció muy interesante, y decidí profundizarla un poco, y llegué a estos pasos clave.

En base a las tareas que ejecutas en tu día a día, identifica:

¿Qué tareas te encanta hacer?

¿Cuáles no te gustan, y la pasas mal?

¿Hay algunas que te dan igual, pero su repetitividad te termina molestando?

Una vez que pude tuve claro esto, identifiqué a cuáles de todas ellas le agregaba valor, y a cuáles no (más allá si me gustaba la tarea o la odiaba), y las categoricé siguiendo la Matriz de Afinidad por la Tarea, que definí de la siguiente forma:

Matriz de Afinidad por la Tarea (MAT)

¿Con esto logré sacarme de encima las tareas que no me gustan? Tengo que ser sincero: En principio, no. Pero el primer gran hito fue tener claro si la tarea que estoy haciendo es 1, 2 o 3 según mi MAT. Eso hizo que al hacerla me encuentre mucho más relajado, y no espere a último momento para hacer tareas 2 o 3, sino que las empecé a hacer apenas aparecían para poder dedicarle más tiempo a las 1.

Cabe aclarar que no es un ejercicio de única vez. De hecho, la lista de tareas que amo / odio es algo de todos los días, pero incluso ese ejercicio se terminó convirtiendo en algo entre 1 y 2.

Espero que te sirva para recuperar tu mojo. Y si no, te invito a escribirme a ver si juntos le encontramos la vuelta.

Saludos!

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