¿Por qué grandes equipos no generan grandes productos?

He visto muchos equipos de trabajo excelentes: Ingenieros muy creativos, artistas con unas ideas increíbles, directores que tomaban excelentes decisiones bajo presión, etc. En pocas palabras, profesionales de esos que no abundan. Pero, ¿tenerlos en el equipo garantiza el éxito? O incluso, ¿asegura que podremos generar grandes productos por tenerlos en nómina? Lamentablemente, ambas respuestas son un NO. Quizás, algunas veces, funcione. Pero la mayoría estoy seguro que solo tendrá un resultado medio, muy por debajo de la excelencia. Pero,

¿por qué no logro que mis productos sean excepcionales si tengo a los mejores?

Si mal no recuerdo, este es uno de los post donde más preguntas me planteo. Para simplificar, ¿Qué necesitamos para que esos equipos con individuos excelentes sean un equipo excelente de resultados excelentes? Si ya tenemos el primer ingrediente (personas excepcionales), nos están faltando tres ingredientes:

  • Visión. Los objetivos del equipo son importantes, pero una vez que están bajo control y encarrilados la visión compartida como equipo es la que convertirá simples productos en GRANDES productos.
  • Rebeldía. OK, cumplimos con nuestras responsabilidades  y también tenemos la visión hacia donde ir, pero para llegar a donde nadie más ha llegado, es necesario hacer algo más que seguir ordenes. A veces es mejor pedir perdón que permiso (ojo, no hay que abusar de esto, una cosa es ser flexible y otra muy distinta incumplir o romper reglas).
  • Liderazgo. No hablo necesariamente de un líder con nombre y apellido, sino del liderazgo en general. Con un buen gestor se alcanzaran los objetivos del equipo, con liderazgo se irá más allá de los objetivos del equipo.

Como dice Moisés Noreña de Whirlpool, la innovación tiene que ver con los procesos (y con la agilización de los mismos, su integración y visión integradora). Lo que yo le agregaría a quienes ejecutan esos procesos, es decir, esas profesionales excepcionales ya que los productos son creaciones de personas y no de compañías.

Si sos el propietario de la compañía o un gerente entusiasta que se está preguntando lo mismo que yo, te recomiendo no manipular ni forzar las situaciones. Intentá facilitar lo que se necesite (herramientas, recursos, etc.) y asegurarte de tener a los mejores. Si ya los tenes, dales espacio y autoridad. Con ese juego de cuatro puntas ([1] Profesionales [2] Recursos [3] Espacio [4] Autoridad) se va a empezar a formar el ecosistema donde florecerán grandes proyectos. Eso sí, nunca te olvides de tu rol de facilitador y de visión “externa”. Hasta llegar a esos productos excepcionales vas a pasar por muchos prospectos deficientes, y tu rol es ir marcando el rumbo.

¡Éxitos!

 

Foto por Jordanhill Scholl D&T Dept

¿Amo lo que hago?

Estar contento con algo mientras “vas ganando” es fácil. Eso no es un indicador para saber si amas lo que estás haciendo. Pero cuando vas perdiendo… cuando estas tan rezagado que ya no ves al primero… Es justo ahí donde realmente cuenta.

¿Seguís o te rendís?

Muchas veces miro para atrás y pienso si hago lo que amo o si amo lo que hago. Los lectores más estrictos quizás me digan que es lo mismo y estoy de acuerdo con que, al final del día, sea casi lo mismo. Pero la diferencia es algo muy sutil, y radica  en su origen:

  • Amo lo que hago: Por alguna razón realizo una actividad (un deporte, un trabajo, lo que sea) que, con el tiempo, aprendí a amar y disfrutar muy profundamente.
  • Hago lo que amo: Soy uno de esos aventureros que tiene muy claro que quiere en la vida, y encima puede vivir de ello (jugador de fútbol, diseñador de autos F1, etc.).

Como dije, cualquiera de las dos tiene que ver con la felicidad y el amor por lo que se hace, lo que cambia es como se llegó a ese amor. Muchas veces medité sobre cuál de ellos era mi caso pero nunca llegué a una conclusión. A veces pienso que estoy de un lado, aunque muchas veces pienso que estoy del otro, pero también debo reconocer que me ha ido muy bien: Práctico desde los 8 años el deporte que elegí, a los 18 años pude entrar a la compañía que quería, cuando quise buscar rumbos nuevos lo hice, y ahora estoy escribiendo un libro sobre una de las temáticas que más me apasiona. Entonces, ¿cómo saber si hago lo que amo o si amo lo que hago? ¿Qué fue primero? ¿Me encantaba lo que estaba emprendiendo o me gustaba el “éxito” asociado?

Cuando el final del cuento es feliz, ¿qué importa? ¿Para qué analizar todo esto si me fue bien? Bueno, visto de esa manera puede que no tenga sentido. Pero créanme una cosa: Es fundamental meditarlo, porque si se nos empieza a complicar y no es algo que amamos no vamos a ponerle el mismo corazón como si fuera algo bien nuestro, ¿no creen? En mi caso, cuando hago algo por compromiso y -ENCIMA- presenta alguna dificultad, todo se me hace cuesta arriba y no encuentro la mínima motivación para seguir adelante. Cuando me encuentro en situaciones así (algunas veces más de las que me gustaría) me acuerdo una de las frases que más se me quedaron grabadas, que se la escuché decir hace muchos años a Mario Mouche:

La victoria está 5 minutos después de que el resto se rinde

Lo que te moviliza lo sabes solo vos, y si estas pasando por un momento duro, donde todo cuesta más, seguí adelante. Si es lo que amas, la motivación va a aparecer sola. Si no es lo que amas, vas a tener que hacer algo al respecto para cambiarlo. Quizás ahí encuentres la motivación para sortear el mal trago. Al fin y al cabo, amar lo que haces o hacer lo que amas no es un destino, sino el camino 😉

Presentaciones con Impacto

A principios del mes de octubre recibí en mi oficina a los directivos de casa matriz en relación al inminente lanzamiento de  un producto nuevo en el mercado argentino. Como no podía ser de otra manera, estuvimos con una agenda muy estrecha donde tuvimos que hacer todo a las apuradas, entre ello, revisar la presentación que íbamos a usar con los prospectos de clientes que habíamos agendado.

Si bien los dos ejecutivos habían conseguido posicionar el producto en España a una taza increible (65% del share) durante los últimos 10 años, a mi no me terminaba de convencer la presentación que estabamos a punto de usar, pero como dije, la agenda apretaba así que no había tiempo para pensar algo nuevo. Finalmente decidimos no presentar diapositivas, sino hablar, mostrar algún video, etc. Algunas semanas más tarde, me llegó la hora de devolver la cortesía y visitar las oficinas de Barcelona y continuar la historia de las presentaciones comerciales.

La semana previa al viaje, cuando discutimos la agenda para los días que iba a estar de visita, uno de los puntos fue:

Charla sobre cómo armar presentaciones efectivas a cargo de Rodrigo Nasif Salum.

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Steve Jobs: Lo que significa para mi

Introducción

Este post lo empecé a escribir el 6 de Octubre de 2011, exactamente un día después que falleciese Steve Jobs. Espere hasta ahora para publicarlo porque no quise aprovechar la oleada de artículos que salieron ese mismo día. Publico ahora (cuando lo comencé a redactar no tenía muy claro si lo iba a hacer) porque encuentro muy importante destacar el legado de Steve Jobs, más allá de los productos tan reconocidos que ha creado.

(Redactado el Jueves 6 de Octubre de 2011)

Hoy no escribo para nadie. No escribo para compartir una experiencia, sino para poner en palabras algunas cosas que me vienen dando vuelta por la cabeza. Ayer falleció Steve Jobs (solo googlearlo para compartir el link hace que se me ponga la piel de gallina) despues de varios años de lucha contra un cancer de pancreas que terminó ganando la batalla. Imagino que internet va a estar repleta de posts sobre Jobs de ahora en más y yo, que en realidad jamás lo conocí,  no creo que tenga mucho que aportar al respecto. Mucho menos compartir una historia de una larga caminata que nunca fue. No, no voy a escribir sobre nada de eso.

Como dije al principio, este es otro de mis posts egoístas donde escribo para mi, y no para mis lectores, espero que sepan disculparme. Esto me lo escribo a mi mismo porque tengo la necesidad de poner en palabras lo que Steve Jobs me dejó, casi como un legado tácito.

En mi pre-adolescencia (durante los ’90) ni siquiera había oído hablar sobre Jobs. Mi referente tecnológico en aquel entonces era Bill Gates (si, ya sé… cambié de bando, ¿no?). Pero cuando empecé escuchar sobre Jobs (más cerca del 2.000) fue algo casi mágico. ¿En serio éste tipo había hecho todo lo que decían?¿Cómo era que nunca había escuchado sobre él? Aún hoy me sorprendo al enterarme todo lo que fue capaz de lograr. Si, los más conocedores me pueden decir que su campo de distorsión de la realidad lograba esos objetivos, o quizás sus maneras poco ortodoxas, pero no estoy hablando de ejecución, sino de ideas; de visión

Jobs me parece un tipo que levantó la vara. Al igual que Jim Hines al romper la barrera de los 10 segundos, Jobs supo idear productos y servicios que cambiaron el paradigma (no creo que haga falta mencionar los casos macintosh, ipod, itunes, iphone, ipad, etc. pero si no los conoces googlealos que vas a encontrar mucha info). Jobs nos dijo a todos que se podía hacer una tableta delgada, elegante y de alto desempeño, y de ahí en más cada marca lanzó la suya con ese nuevo paradigma. Algo parecido pasó con los celulares, algunos años antes que eso.

Pero no quiero hablar de tecnología, tampoco de productos particulares. Lo que más rescato de la vida de Jobs es que no tuvo miedo a romper dogmas (aunque haya herido muchos sentimientos a cada paso) y a dar rienda suelta a lo que el consideraba excelente, exquisito. Estoy convencido que el legado más grande ha dejado este tipo es que, lejos de ser el ejemplo del Líder Santo, fue un simple mortal que cambió distintas industrías a su antojo poniendo todo lo que hacía falta.

Escribo este post para recordarme a mi mismo que se puede. Que si la idea vale la pena, hay que poner todo para que se convierta en realidad, más allá que no seas el ser humano más idoneo para la empresa en la que te estas por embarcar.

Para todos los que tenemos algo de inventor adentro nuestro, Jobs levantó la vara. Es nuestra obligación ahora hacer lo mismo.

De consejos de un taxista y otras yerbas

Domingo 6 de Noviembre de 2011, un proyecto laboral me lleva hasta Barcelona por una semana pero como sabemos, todo gran viaje empieza con el primer paso, y en mi caso, fue el taxi que me llevaría hasta el aeropuerto.

A las 10 en punto de la mañana una bocina suena dejándome saber que mi transporte ha llegado. Despues de pasar por la clásica ceremonia del despido, cargar las maletas en el auto y re chequear que todos los documentos y tarjetas de crédito estén donde corresponden (mi bolsillo, claro), emprendemos nuestro viaje de 30 minutos hacia Ezeiza. A decir verdad, no soy una persona que viva tomando taxis por lo que me es ajeno todo eso que dicen de los taxistas argentinos: Que son grandes filósofos, economistas, politólogos, etc. Así que cada vez que me toca uno de éstos simpáticos personajes, me cautivan por completo.

Mi personaje (muy descortés de mi parte, jamás pregunté su nombre) me contó una historia que realmente captó mi atención: ex Gerente de Operaciones de una fábrica en los ’80s, emprendedor de un centro de estética en los ’90s y chofer desde la crisis del 2001/2002. Para no aburrirlos con toda la historia, les resumo los consejos puntuales que me dio:

  • Como los de arriba te hacen creer que lo que haces es lo más importante del mundo pero a ellos les chupa un huevo, tenes que hacer de cuenta que haces, pero en realidad no haces. Si no, te consume la vida por nada.
  • Hoy solo importa facturar, facturar, facturar y a pocos les preocupa si tu mujer está pariendo o si tenes cancer. Disfruta la vida viejo, encontrá lo que te haga feliz.

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